viernes, 17 de febrero de 2012

Poemas cortos

Cuánto agota la esperanza que aguardas,
con la mirada puesta en el crepúsculo de los cielos.
Campos labrados de sueños imposibles
por los duendes del miedo.
Recelos ante el milagro de los vientos.
Con el dolor y el sabor de la azada que rompe:
terruños que se deshacen como pétalos,
arena dorada que escapa de entre tus dedos.
Semilla blanca que esparces
en el campo de los inviernos.
Y entre las sombras de la noche: 
el frío sudor de los anhelos.







Si me pides un color,
te daré el blanco de la escarcha,
el del almendro en flor,
la primera nieve de enero,
y el de la cal blanca. 
El de las nubes de algodón
pintadas con la leche y la nata,
como los rizados de la mar
¿La mar, acaso la mar es blanca?

1 comentario:

Galaxia dijo...

Yo quiero las nubes de algodón. Excelente poema.